¿Estás durmiendo bien? El estrés puede estar afectando tu salud
Hoy en día la saturación de información, los cambios de rutina y la nueva normalidad nos ha generado altos niveles de estrés y nerviosismo. Estas tensiones pueden ser mentales, ambientales o físicas y ponen una gran presión sobre nuestra salud física y mental.
La mayoría de nosotros somos conscientes que el estrés innecesario puede afectar nuestra capacidad de pensar con claridad, nuestro sistema digestivo, las glándulas suprarrenales y el corazón. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que cada vez que surge una circunstancia estresante, hay un efecto secundario. En primer lugar, el estrés restringe el suministro de sangre al estómago, esto obstaculiza el sistema digestivo y puede generar un bloqueo en nuestro sistema. Si estamos abrumados por el estrés durante un período prolongado, es probable que experimentemos fatiga y agotamiento.
El estrés aumenta nuestra presión arterial, convirtiéndonos en irritables y cansados. Hace que nuestros cuerpos se bloqueen y se sientan limitados en las actividades que solíamos hacer. Ya sea que nos demos cuenta o no, el estrés es un ingrediente importante en lo que nos agobia. Es por ello que el estrés también afecta nuestra calidad de sueño.
Descansar y dormir bien es fundamental ya que durante el ciclo de sueño nuestro cerebro organiza de forma eficiente la información, favoreciendo los procesos que permiten la organización de ideas.
Mientras dormimos, los niveles de estrés se ven reducidos por ello. En la edad adulta, debemos dormir un
promedio de entre 7 y 8 horas diarias para adquirir la energía suficiente y tener una buena calidad de vida.
El ciclo de sueño se compone de tres periodos: sueño ligero, sueño medio y el sueño profundo. Durante este último, nuestro cuerpo se recarga por lo que si se ve interrumpido no estamos descansando lo suficiente.
Cómo conciliar el sueño de forma eficaz
Como el estrés es parte de nuestra vida, debemos crear o eliminar una serie de hábitos de nuestra rutina para controlarlo:
- Nuestro dormitorio debe estar dedicado únicamente al ritual del sueño evitando cualquier tipo de distracción como la televisión, el trabajo o desorden. La habitación debe ser oscura, tranquila y el lugar de mayor relax de la casa.
- Antes de acostarte, no debes consumir ningún tipo de estimulante. Hemos de eliminar las bebidas con cafeína, el chocolate, ciertos refrescos e incluso el tabaco.
- No debes realizar grandes esfuerzos intelectuales ni físicos tiempo antes de acostarte, ya que una estimulación excesiva de la mente o el cuerpo puede hacer que el sueño desaparezca.
- Es importante estar relajado antes de acostarse, por ello un baño o una infusión relajante pueden ayudar a la hora de conciliar mejor el sueño.
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